Memoria de piedras
Eglise Saint Pierre des Pénitents Blancs à Rabastens
Iglesia construida en 1468. La nave de seis vanos, sin crucero, termina con un ábside de tres días. Se construyen siete capillas contra las paredes laterales. El campanario tiene una torre cuadrangular en su base, luego octogonal, perforada con ocho vanos semicirculares, coronados por una aguja. Esta torre es el último vestigio de la iglesia románica.
En el primer piso, una galería que también da a la nave mediante un arco rebajado adornado con molduras salientes y una galería de piedra cortada. Esta tribuna tiene muy buen efecto al reducir un poco la fría uniformidad de las líneas de la nave.
Iglesia gótica con campanario románico. Originalmente había una iglesia románica, pero la expansión de la comunidad de ahijados allí asentada dio lugar a una ampliación, que fue una reconstrucción completa a partir de 1468. Campana cuadrada en la base, termina en la parte superior en octágono calado por ocho vanos semicirculares.
La iglesia parroquial es antigua y hermosa; las siete capillas que lo rodean están muy bien decoradas. El altar mayor, así como los paneles del púlpito de predicación, están formados por serpentinas de color verde oscuro que se cree que fueron extraídas de una cantera en el país hoy sin explotar e incluso desconocida. En la misma iglesia se pueden ver varios cuadros, los más notables son un Cristo y una predicación de San Juan.
Esta iglesia consta de una sola nave de 30 m. 36 de largo en obra, 7 m. de ancho y 11 m. 35 de alto bajo keystone. La nave, sin crucero, termina al este con un ábside de tres lados, y al oeste, con un muro simple o hastial; se divide en seis tramos: el coro y el santuario ocupan los dos tramos superiores. Bajo los otros vanos, se abren a cada lado los arcos apuntados que dan acceso a capillas apoyadas contra los muros laterales, tres al sur y cuatro al norte. Las bóvedas de la nave y capillas están construidas en piedra, fortificadas con arcos dobles y adornados con nervaduras prismáticas con llaves talladas en la intersección. Estas costillas, como se practicaba entonces, descienden en punta sobre débiles callejones sin salida o colgantes tallados con figuras y follaje. El aspecto que ofrece a la vista la regularidad y ligereza de estas bóvedas es de lo más agradable.
Los muros transversales de las capillas se presentan en el exterior en forma de gruesos contrafuertes que sostienen los muros y tocan las bóvedas de la nave. Otros contrafuertes también sostienen los sólidos muros del coro y el ábside.
